martes, 20 de noviembre de 2012

Toma 2

Intentar un segudo capítulo, yo, experta en segundas partes, en fracaso y chapoteo que me sale muy bien 10.
Pero la constancia... la constancia, la rutina y ese volver y revolver, y verse otra vez, reciclarse, re-engañarse, retornarse, poner marcha atrás en todos los caminos, con la ilusión de horizonte.
Atando todos los kilómetros de las vueltas que nos dimos le damos la vuelta al mundo, vuelta y vuelta a las premoniciones. Nadie sabe mejor que nosotros, nadie sabe de nosotros, nadie sabe nada del amor ajeno, del dolor ajeno, de la corona de las espinas mías. Nadie sabe que pienso (afortunadamente)... yo tampoco.
Algunas veces se siente como ganas, como adrenalina que hierve y hace globitos y explota y chirridos y burbujitas de ganas, efervescencia, escencia. Y yo, con ese cosmos en las tripas, y la tapa de la olla, un cerebro frío, que quiere calcular y se desmaya de un garrotazo de amor, de un golpe de soledad, y se duerme, y se despierta cabalgando en la locura de pasiones a las que no se anima, piensa temor, siente olores, ojos y días que no imaginó...  y soy yo, con mi realidad comiéndose a pedazos los bocados de ficción, y se le salen por los poros mil estrellas, entre sonrisas y atracones de galaxias.

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